¿Qué se hace en los laboratorios de investigación veterinaria?

¿Quién no ha visto alguna vez a su médico recogiendo muestras con un hisopo o extrayendo sangre? Para su análisis y diagnóstico, estas muestras se envían a laboratorios veterinarios. Allí se realizan las pruebas adecuadas para cada tipo de muestra y enfermedad que el veterinario sospeche, incluidas pruebas de diagnóstico, evaluaciones de la eficacia de un tratamiento y seguimiento del desarrollo de enfermedades conocidas en la granja.

La mayoría de estas pruebas requieren instrumentos de laboratorio veterinario especializados, ya que son muy precisas y complejas. Deben ser ejecutadas por personas cualificadas que hayan recibido formación tanto en la ejecución de estos procedimientos como en la correcta evaluación de sus resultados. Los licenciados en ciencias naturales o de la salud (biología, bioquímica, biotecnología, química, veterinaria o medicina) o en formación profesional especializada (grados medio y superior) trabajan como técnicos de laboratorio y ayudantes en laboratorios veterinarios. Los patólogos veterinarios especializados suelen elaborar informes oficiales.

Un laboratorio puede realizar una gran variedad de pruebas, que pueden clasificarse en cuatro grandes grupos:

Pruebas para encontrar el patógeno

El objetivo de la amplia gama de procedimientos utilizados en los laboratorios veterinarios es encontrar el agente infeccioso que está causando la enfermedad en la persona o en la granja. El agente debe estar físicamente presente en la muestra que se toma para ellos, lo que no siempre es sencillo.

Pruebas que comprueban la existencia de una reacción inmunológica a una sustancia concreta

La más frecuente consiste en determinar si hay anticuerpos presentes en la sangre y en qué cantidad. Estos métodos se ven limitados por la forma en que el sistema inmunitario responde a cada enfermedad, incluida la rapidez con que empiezan a desarrollarse los anticuerpos, su duración y si es factible distinguir sobre el terreno entre los anticuerpos contra la vacuna y los anticuerpos contra el patógeno microbiano. Por su eficacia, asequibilidad y fiabilidad, las pruebas ELISA son las más reconocidas y utilizadas.

Análisis de orina y sangre

Se diferencian de los anteriores en que su objetivo es ofrecer información sobre el estado del animal afectado más que señalar la causa de la enfermedad. Los valores que se salen de los rangos normales especificados pueden informar al veterinario sobre lo que ocurre en el organismo y orientarle hacia posibles causas. También son muy útiles para crear un plan de tratamiento, ya que llaman la atención sobre las irregularidades que deben corregirse.

Examen de células o tejidos al microscopio

Copisa afirma que numerosas enfermedades dan lugar a distintos patrones de degeneración de los órganos que pueden observarse tanto a groso modo (examen macroscópico o anatomopatológico) como microscópicamente (examen histopatológico), a nivel de las células y los componentes extracelulares del órgano. El veterinario suele examinar los órganos en la granja, mientras que los patólogos de los laboratorios veterinarios realizan una meticulosa observación microscópica. Además de ser útil en enfermedades infecciosas, es esencial en trastornos no infecciosos, especialmente en la identificación y categorización de tumores y su gravedad (lo que denominamos "grado de malignidad").