Las personas pueden acudir fácilmente a su médico de confianza cuando experimentan molestias físicas, quien las evaluará, prescribirá las pruebas adecuadas y, a continuación, ofrecerá un diagnóstico, un tratamiento y consejos basados en los resultados.
Si el paciente fuera incapaz de describir al médico el tipo o la localización de su malestar, ¿cuán difícil sería para el médico diagnosticar la dolencia y, lo que es más importante, proponer la mejor línea de actuación?
Pues bien, cuando se trata de medicina veterinaria, ésta es una circunstancia real. Es importante tener en cuenta que, dado que estos animales no pueden expresar malestar, sus dueños suelen detectar los primeros síntomas de enfermedad observando el comportamiento peculiar, su deterioro, pérdida de apetito, tristeza, etc.
Cuando un propietario observa esto, lo lógico es llevar al animal al médico, que lo examinará físicamente antes de empezar a recomendar un plan clínico. En esta operación, el diagnóstico debe establecerse mediante pruebas de laboratorio.
Es un error común pensar que estos exámenes sanitarios son caros e innecesarios. Sin embargo, como veremos, esta suposición no siempre es cierta.
El costo de las pruebas clínicas para nuestros perros no es muy diferente del costo de las pruebas que hacemos nosotros mismos, y además proporcionan al veterinario información crucial. A continuación, se enumeran algunas de las ventajas de realizarlos:
- Ayudan a identificar numerosos trastornos que podrían estar aún formándose o ser difíciles de encontrar.
- Respaldan la conclusión inicial del veterinario.
- Permiten crear una terapia segura y eficaz.
- Ayudan a seguir la evolución de la enfermedad.
